Quién me iba a decir a mi que iba a estar sentado alguna vez para escuchar a James Taylor en directo.
Disfrutar al menos una vez un concierto de los clásicos es mi mantra. James Taylor, de muy larga trayectoria en el Rock americano, con extraordinarias colaboraciones y grandes éxitos, se anunciaba por la redes sociales allá por enero. El concierto previsto para abril se aplazaba, y en septiembre nos brindaría el inicio de gira europea por Madrid. Y no me lo pensé, cogí mi entrada, sabiendo que me iba solo.
Un concierto tranquilo, suave, a golpe de una excepcional musicalidad de batería, unos finos acordes de guitarra eléctrica, un hilo conductor al bajo y una voz que solo al final me supo a brillos, a antiguo, a rejuvenecido. Hubo blues, hubo guitarra eléctrica, en la que Taylor reconocía que era de chicos de otra época, y a la que dejó boca abajo, con cuidado pero firme, con sus palmas de la mano separándose de ella en el suelo al finalizar la canción. Estábamos allí para disfrutar lo que él quisiera tocar.
Las luces hacen especial el show. Un bonita combinación en alguna de ellas, y sus tonos acordes a la melodía. Nada en comparación al sonido. El timbre, el pulso resonando. La acústica del Auditorio va de lujo con cualquier grupo y estilo. Qué suerte tener este recinto, y cuánto podríamos ganar si tuviéramos más parecidos.
Salí relajado, a darme un paseo de camino a casa, pasando por su autobús y el trálier que les llevaría esa misma noche a Barcelona, y de allí a continuar toda su gira.
El lunes 19 de septiembre de 2022, James Taylor se hizo acompañar de sus All-Star Band, como anunciaba en su cuenta de Twitter.
Saludos y Rock&Roll