Ha querido esta mierda de año 2020 traernos algunas cosas buenas. Para quedarse.
Viernes noche de pizza!
Ha quedado oficializado que los viernes son noche de pizza. Y creedme, a un niño de 3 años que aguanta y supera mejor que nadie un confinamiento de 8 meses, por ahora, abrir de par en par las puertas que separan el comedor del estudio y la mesa baja del comedor es la mesa de las cenas. En el estudio trabajamos a diario desde aquél 11 de marzo. El único reducto que entre semana permanece cerrado como cuarto de juegos.
Los viernes por la tarde, las barreras se eliminan. Las puertas se abren. El campo de juego es infinito. Y los supervivientes se merecen pizza de cena! Jajaja.
Nos movemos con 3 tipos de masa: de trigo integral, harina de fuerza y de trigo normal.
Nunca variamos el relleno. Los mismo básicos ingredientes: tomate frito, uno ecológico con cebolla, aceite de oliva y sin azucares añadidos del Ahorramás, y queso. Mucho queso. Usamos tierno y semi curado del de andar por casa. A veces le añadimos en un lado queso azul. En el lado donde mi hijo no se lo encuentre. Aunque depende del día, a veces le gusta probar un poco.
Cada masa tiene sus ventajas a la hora de tiempo de reposo y fermentación, ahora os cuento, y sus desventajas cuando quieres estirarlas en la bandeja del horno y darles forma. Unas masas son más saludables que otras. Pero es una cena calórica, que duda cabe.
Masa de harina de fuerza, fermentación lenta. Esta harina de trigo tiene muy buen sabor una vez horneada, y es la receta que nos pasó mi cuñado, aquí os dejaba la receta. Esta masa necesita 24 horas de fermentación (fermentación lenta). Es sencilla de amasar, pero a la hora de estirarla en la bandeja del horno, puede venirse atrás, intentando volver a hacerse una bola, sacándote de quicio. Salvo esto, a la hora de comerla está riquísima.
Masa de harina integral. Un poco más saludable para el cuerpo. Necesita 2 horas de fermentación y reposo. Es muy sencilla de amasar, a la hora de estirar es la más dura, pero te permite darle la forma que quieras fácilmente, incluso si va quedando grande hacia un borde de la bandeja, ir quitando masa para llevarla a otro borde. Esta receta es la del libro «Cocina comida real» de Carlos Ríos y David Guibert. Nos gusta mucho, en el estómago no nos da problemas ni efectos secundarios. Al ser harina integral, la sensación de saciado es myor que con la harina refinada o de fuerza.
Masa de trigo sin levadura. La receta es la de Karlos Arguiñano. Apenas tiene tiempo de reposo, una vez amasada, dejar reposar 15 minutos, dividir la masa en bolas según vayamos a usar y estirar la masa para poder hornearla. En apenas media hora la tienes en el horno. Es la más saludable en el estómago. Al no llevar levadura es su mayor ventaja. De sabor está muy buena.
Cada uno tenemos nuestra masa preferida, así que como parte del juego, vamos haciendo tandas de masa distinta para cada dos viernes. Es nuestra nueva forma de medir el avance del año.
En verano nos escapamos a trabajar desde casa de los abuelos, y los viernes también fueron noche de pizza, noche de fiesta. Y ahí estábamos todos, haciendo masa y comiendo pizza, sencilla y rica.
Como veis en las fotos, las pizzas no serán ganadoras de ningún concurso culinario. La forma siempre es la mayor que permita la bandeja, diría que cuadrada, pero es un eufemismo, tiende a ser irregular. Porque el tamaño importa, somos glotones.
Estiramos la masa para hacerla fina, lo máximo posible. Algunas veces sube en el horno como si fuera de pizzería profesional. Y como el borde no suele gustar a nadie, el tomate y el queso lo llevo hasta el límite, queda tostadito y está bien rico.
El 2021 comenzará tan mal como transcurre este año 2020. Pero cada viernes, en casa, hacemos fiesta.
A la salud de la noche de pizza.