El incansable Béla Fleck, inquieto músico como pocos, y por qué no decirlo, musicólogo de grandes proyectos, se embarcó el año pasado en el estudio y disfrute de un nuevo y sano disco que hoy llega a mis manos en forma de caja de cartón, con libreto bien adornado de fotografías y los textos de una persona que transmite su música hasta cuando escribe.
Ritmos africanos acompañados de su banjo, que no suena a banjo de Bluegrass, ni de Country, sino a banjo de Béla Fleck, un sonido propio, que se amolda a su estilo propio, al estilo de quien acompañe, al de la música clásica con Edgar Meyer, al de la triki de Kepa Junkera, a las voces y percusiones africanas. A quien haga falta, sin cortapisas ni vergüenza, sin remordimientos ni pereza.
Estoy escuchando la obra ahora mismo. Juicios de valor concretos no puedo sacar, soloq ue es animado, se disfruta trabajar y hacer cosas mientras lo escuchas, las muejeres que suenan, la percusión, los niños… que felicidad transmiten!
Uganda, Madagascar, Mali, Tanzanaia, Senegal, Suráfrica, Camerún, Gambia. Las Africa Sessions de Béla en sus cuentos desde el planeta acústico. Y ya va por su tercera ruta alrededor del mundo musical.
Todas similares, todas tan distintas. Discazo.